miércoles, 5 de diciembre de 2018

CONCIENCIA NACIENTE


                                        CONCIENCIA NACIENTE

El ser humano interioriza con mayor o menor precisión, con mayor o menor perspicacia y con mayor o menor intuición la impresión, el sentimiento, que le produce tanto el mundo exterior, en toda su extensión y también percibe como él mismo se ve afectado como sujeto pasivo y activo al mismo tiempo. Si por una inclinación innata pretendiera objetivar unas vivencias sentidas, sencillamente para rememorarlas en un proceso de formación interno de una naciente personalidad, podría intentar asignarles identificadores verbales, entre otras alternativas, que analógicamente le recordaran al agente subjetivamente, aquellas vivenciasque sólo él ha sentido y que de alguna manera una expresión verbal le induce a recordarle. La expresión verbal nace, forma parte del nacimiento del lenguaje humano. Aquí el salto que se ha dado es trascendental. La razón y el sentimiento propio del ser humano están actuando conjuntamente. Pero ¿quién es el agente operadorEs la parte consciente del mismo individuoLa conciencia se hace presente, aparece, se forma. Es el individuo el que se hace consciente de sí mismo. Los sentimientos afloran vaporosos, inundan el interior de la persona, pero la razón ayuda a concretarlos, se esfuerza en grabarlos con un lenguaje analógico, este será el mismo lenguaje que servirá para rememorar los momentos y las circunstancias que le hicieron nacer. Este mismo lenguaje, empleado fielmente, podrá inducir a captar sentimientos y situaciones semejantes a cualquiera que presente ciertas afinidades.  
Ciertamente que la tarea mental de convertir los sentimientos en objetos capaces de asimilar y convertirlos en transmisores de emociones fieles al origen es de una gran complejidad. Qué puede decirse del amor, de la tristeza, de la alegría, cómo definir la pérdida de un ser querido. Qué es la felicidad, la melancolía, la compasión, el embelesamiento, cómo valorar y definir el misticismo. Muchas veces las palabras, no bastan, no llegan a definir lo que se siente, se emplea el lenguaje, el artificio y las metáforas para alargar lo inabarcable. La relación del ser humano con la Naturaleza, con el cosmos, vistos desde la conciencia humana, ¿cómo se define?
En principio parece que el lenguaje directo, ordinario, es el que puede llegar más rápidamente al centro de lo que se quiere expresar. Los circunloquios, el rebuscamiento, la artificialidad, el culturalismo desplazan y distraen la intención original. Otros tipos de discursos pueden ser más apropiados. Pero las palabras, el mismo lenguaje, se gastan, pierden su originalidad y su fuerza emocional. La idea, el pensamiento inarticulado, lo sentido en primera persona permanece atesorado, pero si se quiere que otros participen de estas querencias debe rebuscarse en lo más íntimo aquellas palabras, matices, analogismos, metáforas, que los demás puedan no solamente llegar a interpretar el verdadero mensaje sino llegar a sentirse en alguna medida en la misma situación en que fueron concebidas.
El ser humano devenido consciente y racional aspira a interiorizar el conocimiento de sí mismo, a conocer su entorno vital natural y a reconocer y reconocerse como parte de la humanidad. Este triple objetivo, no explicito, le ocupará todo su ciclo vital. Los caminos que pueden afrontarse en este recorrido son tan absolutamente variables como lo es la diversidad humana. Lo que aquí y ahora estamos abordando es la particularidad de los que han decidido profundizar, sumergirse, en la propia esencia humana con las únicas armas expresivas de la palabra y particularmente de los que tienen a la poesía como su medio ideal.  La obra de cada poeta, lo que cada uno sea capaz de definir, será el reflejo de su mundo particular de su visión y de su respuesta a los objetivos que él mismo se haya marcado.


17-XI-2018


  







jueves, 18 de octubre de 2018

unicidad y diversidad del ser humano


UNICIDAD Y DIVERSIDAD DEL SER HUMANO

El principio de la poesía es una interiorización profunda del ser humano en busca de su ser más íntimo, es una búsqueda de sí mismo y de su relación con el mundo y con los demás. Otra cosa es que sienta además la necesidad o desee comunicar sus sentimientos, sus hallazgos, darlos a conocer para transmitir sus emociones y visiones del mundo según su particular punto de vista. Llevar a cabo esta tarea no es tarea sencilla, al contrario, se precisa de un gran esfuerzo y capacidad lingüística para plasmar todo ese mundo interior, fijar indeleblemente todos esos pensamientos internos y que de alguna manera sean capaces en sí mismos de retransmitir con la mayor fidelidad los pensamientos de su autor, o simplemente induzcan intuitivamente a la idea que se ha querido transmitir.
Al contrario que la Filosofía que fija su atención racional en las entidades abstractas y en la concreción de su propio ser, pero como reflejo de universalidad, la poesía es en algún sentido epistemología de lo concreto, máxime, de la abstracción materializable. Aquí aparece de nuevo, siempre repetidamente, la dualidad humana. El individuo es un ser racional y un ser sentiente, esta es la raíz y la esencia humana, es lo que nos ha llevado a ser lo que somos y el lugar que ocupamos en la escala de la vida. Para nosotros es un hecho de nuestra Naturaleza. Cada uno de nosotros participa de ambas facultades desarrolladas individualmente según capacidades y circunstancias materiales, temporales e históricas. El individuo concreto puede fijar la atención en la materialidad del mundo que le rodea y su actuar lo relaciona directamente al estudio racional y la práctica objetiva del mundo en que se desenvuelve.
A su vez el mismo individuo es participe de la sociedad, entendida en su máxima extensión, en que él desenvuelve su vida. Forma parte de la sociedad y está sujeto a normas, reglas, costumbres que la rigen. Gestiona su vida práctica y especula sobre su circunstancia personal y en relación con el grupo social al que pertenece y al más amplio que lo engloba. Fija su atención en las relaciones humanas de primer orden, las que le afectan más directamente. Intenta escrutar el comportamiento de sus semejantes y adaptar el suyo propio a su conveniencia, en definitiva, en su evolución cognitiva y sensitiva, lo que está realizando es un estudio, un examen de cómo es y cómo se comporta la sociedad humana. Nótese lo evidente, aquí el individuo ya no enfoca su interés en la materialidad del mundo, en la Naturaleza externa a las personas, fija su atención en ellas y a interesarse en la verdadera esencia del ser humano. De la capacitación, sensibilidad, e interés dependerá el resultado de esta indagación profunda.
Aquí, en esta franja, es donde se sitúa la actividad humana que reflejará la comprensión de las personas en su individualidad y extendidamente en la comprensión de lo que es y representa la humanidad en su conjunto y de su relación con la Naturaleza toda, pero la Naturaleza entendida o vista desde un prisma individual y subjetivo. De la dualidad humana hemos de destacar que el ser es uno e indivisible y que cualquiera que sea su inclinación en el mundo sensible, social, o material, el resultado final de su pensamiento y acción se verá afectado e influenciado por la unicidad del ser humano.
Aun teniendo en cuenta todo lo expresado hasta ahora, queremos destacar una faceta humana más destacada en determinados individuos para llegar al fondo de la particularidad humana tanto individual como colectiva. Es una inmersión en el propio yo, y a su través un reconocimiento de toda la humanidad, y de la relación con una Naturaleza, en su sentido más amplio, y que en su seno ha sido posible participar, disfrutar y contemplar toda la variedad de vida existente.

18-10-18






domingo, 5 de agosto de 2018




                 PRE-SENTIMIENTO POÉTICO

Previo al hecho poético está la visión, la concepción que se tenga del mundo. Racionalidad, intuición y sentimientos afectan al estado emocional. La razón opera en dos ámbitos alternativos. Dirige la conducta práctica del ser humano en su relación con la Naturaleza y a su vez le impregna de conocimiento y experiencia. La poesía está en el sentimiento interno, la expresión exterior de este sentir dependerá de la voluntad e intencionalidad. Un análisis crítico del hecho poético deberá situarse en los antecedentes causales. Pero estos hechos causales son emocionales no lingüísticos y si se quieren materializar hay que analizar minuciosamente escogiendo las palabras que sintáctica y semánticamente mas se aproximen a la idea original. así como apoyarse en analogías y metáforas que son herramientas que normalmente utilizamos de forma casi inconsciente.  No es en absoluto tarea fácil y aquí está la genialidad de espíritus sutiles y minuciosos que son capaces de transformar ideas etéreas, informes, en objetos del pensamiento perfectamente equilibrados, fieles y omnicomprensivos con la totalidad de la Naturaleza.
La comprensión, la critica de la poesía debe fundarse en correlacionar lo expresado con lo que se intuye es el núcleo verdadero que lo ha suscitado. La pretensión del poeta es transmitir sus emociones auténticas, hacerlas sentir tal cual han sido germinadas, trasladar a la tercera persona al punto de origen, éste sería el mayor logro. En el mejor de los casos en esta transmisión de información siempre hay pérdidas, pero lo importante es lograr que el receptor capte lo esencial del mensaje.  Su literalidad debe dar paso a la emoción, y aún más una critica profunda debería trascender el hecho concreto y aproximarse a los valores que infunden y hacen posible la obra acabada.
No siempre ni en todos los casos se puede captar el valor intrínseco de la poesía o de la literatura poética, bien porque la obra carezca de méritos suficientes o el receptor no sea capaz ni tenga las facultades necesarias para llegar a su comprensión total. De cualquier forma, las herramientas mencionadas en este trabajo han de servir cuanto menos a desbrozar el camino por donde circule la verdadera poesía. Y a su vez rechazar todo lo espurio y superficial.


20-7-18

jueves, 12 de julio de 2018



                                EXPRESAR EL ASOMBRO


El ser humano no es plenamente consciente de su situación en el mundo. Está absorto en su contemplación y vivencias, maravillado que desde su pequeñez tenga la oportunidad de ser un observador privilegiado de un mundo fascinante. Su hacer y pensar le lleva a adquirir una experiencia práctica, una comprensión racional y lineal del mundo entrevisto y al mismo tiempo le produce sentimientos encontrados, placenteros unos y desazonantes otros. El situacionismo material requiere acciones prácticas pero la comprensión universal del mundo incluyéndose la propia persona precisa de una interiorización y externalización de pensamientos y sentimientos que vayan más allá de la simple correlación de la apariencia material de lo aparente. Lo que el ser humano siente va más allá de su correspondencia dialéctica con la materialidad del mundo y siendo así que el ser humano es social por naturaleza necesita comunicarse con sus congéneres y expresar su visión del mundo, su comprensión y sus sentimientos. Ya desde el inicio de la humanidad en los actos más elementales se infundían elementos significativos que iban más allá de lo estrictamente necesario pero que representaban indicios de un pensamiento instintivo o meditado que quiere exteriorizarlo, darlo a conocer.
El hacer, el obrar, la acción, no siempre se dirigía exclusivamente a obtener resultados prácticos necesarios para satisfacer las necesidades primarias.
El ser humano dispone de multitud de posibilidades de expresar su propio conocimiento, sus anhelos, sus intuiciones, sus estados emocionales, sus sentimientos. La finalidad es doble, en primer lugar, es por su propia satisfacción y necesidad y en segundo lugar persigue también un doble objetivo dar a conocer lo que piensa y siente e influir, participar y que se valore su aportación en el circulo humano donde se desenvuelva.
Toda obra humana que conscientemente o no persiga unos objetivos con una carga espiritual diferenciada se enfrentará a las dificultades de ajustar   su acción al pensamiento y sentimientos que lo inspiran, serán las facultades innatas de cada persona y su capacidad de aprendizaje y desarrollo personal lo que determinará la calidad de la obra ejecutada sea cual sea ésta. Lo importante es la fidelidad y la carga emocional e inteligencia que enlacen los dos polos que entran en juego, el subjetivo del individuo en concreto y el mundo exterior al que se refiere.
De todo lo dicho es evidente que cualquier obra humana tiene unos antecedentes, unas causas materiales, históricas y personales, un back ground individualizado. Todo individuo es a la vez portador de todo un pasado material e inmaterial, pero estamos de acuerdo en que no existen dos personas iguales y la reacción subjetiva a un origen concreto no es determinista en absoluto. Lo que priva es la cualidad intrínseca de cada individuo, su apreciación del mundo, el sentimiento vital que le inspira, y lo más importante su capacidad de exteriorizar todo lo que siente en un proceso creador con una intencionalidad difusora e influenciadora buscando también un reconocimiento social estimulante. Toda obra intelectual, literaria, poética, artística, musical, e incluso las que están emparentadas cercanamente a los avances científico-técnicos son expresión formal de individualidades altamente interesadas en aportar y hacer crecer el acervo común de la sociedad.

4-7-18





sábado, 9 de junio de 2018



                CAUSAS DE LA ACCIÓN INDIVIDUAL

Básicamente el ser humano se enfrenta en solitario en su condición individual a la complejidad de un mundo que le viene dado, aún perteneciendo a una especie altamente socializada, que significa herencia, experiencia transmitida, ayuda y solidaridad, el hecho es que el individuo está o se encuentra a sí mismo solo frente al mundo, es él el que debe encarar su situación y tomar sus decisiones. En lo fundamental dispone de dos elementos intrínsecos propios de nuestra especie: la facultad sensible y el ejercicio de la razón. Siempre nos topamos con esta dualidad básica, aunque el tratamiento de los diversos enfoques posibles puedan aparentar ser problemas distintos. Estos dos elementos consustanciales a la persona se influencian mutuamente. La razón está más vinculada al proceso cognitivo y a la materialización de la vida práctica y la apreciación sensible de las personas forma parte de los sentimientos que inspiran las relaciones humanas. Estos condicionantes no se dan en estado puro puesto que la razón interviene en los procesos que los sentimientos producen en la conducta humana y asimismo la conducta estrictamente racional también se ve influenciada por la apreciación humanística equilibrada.  La razón opera con unidades tangibles tanto cognitivas como materiales y el progreso y la experiencia van proporcionando la medida de los aciertos o fracasos que se van consiguiendo.
La otra faceta de la personalidad humana es la que se corresponde con los sentimientos, la sensibilidad, la empatía. Es aquí donde se abre un campo tan heterogéneo como dispar. Prácticamente no existen dos seres iguales ni morfológicamente ni en sus capacidades intelectuales y sensoriales. Cada persona se enfrenta al mundo en solitario y de alguna forma se siente aislada.  Desconoce a las personas de su entorno, intuye que sienten lo mismo que ella, pero no puede traspasar la barrera que los separa. Las circunstancias que de forma absoluta han concurrido y concurren en su devenir determinarán su futuro a la par que su propio carácter y condiciones inmanentes.
La condición humana es el resultado de todo el proceso creativo que se origina alrededor de cada persona y ésta responderá con su conducta, sus acciones y omisiones y su expresividad manifiesta. Donde mayor énfasis repercute la conducta humana es en las relaciones sociales de toda índole que se establecen entre los miembros del grupo social al que se pertenece. La visión general del espacio que ocupa cada individuo también le proporciona la oportunidad de considerarla subjetivamente de acuerdo con sus parámetros y visión de conjunto que haya ido elaborando en el transcurso del tiempo y de su circunstancia especifica. Pero es en el sentir, en los sentimientos, donde se produce la mayor expresión de fuerza vital. La intensidad de los sentimientos está en proporción directa a cómo le afectan las relaciones vitales, el amor, el odio, los vínculos familiares, la propia lucha por el sostenimiento vital. Es en todos estos procesos donde se consumen las energías que definen a la persona.   
Otro aspecto que cabe destacar es que de todas las influencias recibidas y de las emociones y pasiones que los sentimientos provocan a las personas éstas tienen dos vías de responder, una es por la vía de su conducta factual, dinámica, y la otra sería por la intelección, por la interpretación particular que la persona hace del mundo entrevisto.
Y ahí entran en juego las habilidades, disposiciones, cultura, sensibilidad, y formas de expresión de cada individuo en particular y que mejor encajen en su íntima forma de ser. Naturalmente que la concepción que cada individuo interpreta del mundo material proporciona una visión particular que se subjetiviza e influye en una composición de totalidad que define cada personalidad.
Donde el ser humano mejor se explaya es en la expresión de los sentimientos, de su visión de la vida, de los seres humanos en general o de la afectación directa de los seres que forman el grupo social más cercano
Las formas que pueden adoptar para dar a conocer las influencias constantes del entorno son tan variadas como posibilidades tienen los humanos de expresar sus pensamientos y emociones. La literatura, las artes plásticas, la música, el pensamiento abstracto, la filosofía, la religión, la poesía.
El análisis, la ponderación de cualquier tipo de expresión tendrá su argumentario, su razón de ser en los procesos de formación de la persona y de sus cualidades y habilidades innatas. De dónde surge, cómo se ha formado, a qué responde, qué concepción previa es el origen de toda obra exteriorizada. El análisis crítico parte de una concepción de universalidad sentida inconscientemente. Cómo la belleza, el amor, los sentimientos profundos pueden proporcionar puntos de vista, conocimientos originales, que ensanchan la base de la que se nutre la experiencia humana.
Es así como de toda obra exteriorizada se puede inducir e intuir cuáles son los antecedentes que han guiado su producción y cuáles son los objetivos expresos o velados incluso al actor.
En definitiva lo que importa es favorecer la integración de las personas en el conjunto de su sociedad proporcionándoles no sólo conocimiento científico-técnico y experiencia práctica sino apreciar su autoconciencia y comprensión del mundo y a través de las experiencias ajenas y valorar aperturas de visiones distintas, saber ajustar el papel que la humanidad juega en el mundo y a su vez intentar que cada partícipe individual acceda a los avances y al conocimiento que la sociedad en su conjunto vaya alcanzando.


5-6-18

sábado, 12 de mayo de 2018





                    DUALIDAD, ESENCIA HUMANA

Los sentimientos son connaturales a los seres humanos, se nace con ellos, forman parte de la persona y en principio es una de las condiciones de ser propias de nuestra especie. Los seres humanos son sociales también por nuestra idiosincrasia natural. Sentimientos y sociabilidad van unidos indefectiblemente formando un tejido, una malla social unida por homogeneidades y afinidades circunstanciales complejas.
Vamos a detenernos en los sentimientos como eje primordial que infunde todos nuestros actos y relaciones interpersonales.
Si tratamos de indagar en el origen de los sentimientos nos daremos cuenta de que la persona humana nace ya con esta disposición de ánimo, es natural en sí mismo sentir afectación por los demás que en definitiva no es más que sentirse a sí mismo. El individuo se sentiría sólo, aislado, vulnerable, si no fuera porque se ve reflejado en los demás y percibe su comprensión mutua y su apoyo. Es el propio instinto de supervivencia, el sentimiento hacia el prójimo es el mismo que el que tú sientes de él hacia ti, es puro instinto de supervivencia. La necesidad de comprensión, de relación, va favoreciendo la formación de la consciencia de uno mismo y su autoafirmación como ser sintiente.  La conciencia es supra naturaleza adquirida, es una construcción humana, y se va formando con los ingredientes clásicos de la dualidad humana. Ya la RAE introduce en el sentimiento la acepción de sentir y sentirse; sentir lo externo y sentirse a sí mismo como sintiendo. El mundo exterior afecta a la persona positiva o negativamente, la naturaleza, las relaciones humanas, causan, placer, dolor o nos son indiferentes, pero siempre en relación con nosotros mismos. Se puede sentir atracción o repulsión de lo que nos rodea, pero respecto al trato unipersonal aparecen factores no estrictamente atribuibles a causas físicas, sino que obedecen a los otros instintos humanos subordinados que también forman parte de la misma esencia humana y que tienen una repercusión directa en los sentimientos que provocan.
Los sentimientos se integran en la totalidad de las capacidades de los humanos y son parte esencial y colaboradora del avance del conocimiento en toda su amplitud. La razón se nutre de los sentidos y de los sentimientos que provocan y a su vez colabora a relativizar y a dar contenido de integridad a toda la potencialidad humana. La experiencia que se adquiere con el desarrollo de todos los componentes naturales y adquiridos va integrando lo que será una persona en su completitud.
Lo que aquí y ahora se quería resaltar es la importancia de los sentimientos en la conformación total del ser humano y su contribución a la plenitud de este. Los sentimientos son lo que da sentido emocional a la vida y su exacerbación, publicación y exteriorización pueden conmover las conciencias del grupo social y así agrandar la experiencia y el conocimiento de la generalidad.
La relación que se establece entre los sentimientos participados de racionalidad y su interrelación con el conocimiento general de todo el corpus cognitivo ayuda a la universalización del conocimiento general. De este conocimiento general se desprende una visión del mundo más intuitiva y más emocional en definitiva más sentida y cercana a la misma naturaleza.
El ser humano es razón y sentimiento y esta es su verdadera condición natural. Reconocer y mantener esta dualidad es proyectar la humanidad en su natural universalización.


V-2018



domingo, 1 de abril de 2018

la poesía, conocimiento transversal




LA POESIA

CONOCIMIENTO TRANSVERSAL


Tratemos de situar al ser humano justamente en sus raíces no solo ancestrales sino actuales y permanentes. No es el momento de una retórica metafísica sino de acercarnos a su realidad factual. Afrontamos ahora el hecho indubitable de que la persona es participe de dos mundos paralelos en cuanto lo que a él le concierne. Por un lado, está el mundo objetivo, material, sustantivo, que el individuo aborda con la razón, con la práctica y experiencia acumulada, es el mundo del modus vivendi, el que satisface el instinto de conservación y permite una evolución proporcionada a sus logros. El ser actuante, pragmático, racional es el que afronta su realidad material con solvencia y es el que resuelve los problemas de su quehacer imprescindible para el mantenimiento y sostenimiento de las estructuras sociales materiales.
Por otro lado, está el mundo interno del ser humano, su subjetividad, su forma de ver y concebir el mundo exterior. Esta faceta de la personalidad humana presenta tantas aristas como individuos hay en la faz de la tierra. No hay dos individuos iguales que conciban cuál es su papel y posición en el mundo y en la sociedad. El mundo de la persona es el mundo del sentimiento, de sentirse vivo, de observar un mundo que apenas comprende. Es el mundo del ver, de interpretar, de amar y sentir compasión, benevolencia, caridad, de apreciar la belleza, de maravillarse, de imaginar mundos distintos, de pensar en el más allá y a la vez imaginar que existe ese más allá y por tanto de que existe la posibilidad de la existencia real de seres superiores, dioses creadores y omnipotentes.
Todo este mundo que los vivientes sienten por el hecho de estar vivos engendra todo un mundo de sensaciones, pensamientos, sentimientos, que son percibidos en principio en primera persona, internamente, y después pueden ser expresados y hacerlos partícipes a los demás miembros de su grupo y a la sociedad en general.
El mundo mental es inconmensurable, diverso e infinito en sus variedades y ramificaciones. La forma de expresión que los individuos tienen para describir lo que ellos creen, piensan, respecto a ellos mismos y en relación con su circunstancia y al mundo que de alguna forma les es conocido varía en función absolutamente de cada individuo y circunstancia.
El pensamiento es intrínseco a la persona y la forma de expresión externa que adopta en cada caso se corresponderá a la percepción, sentimientos y conocimiento del mundo que haya extraído de su propia subjetividad. Una forma de expresar lo que el individuo siente, y le parece comprender de la totalidad de su mundo lo hace de una forma descriptiva, lineal, con la máxima apariencia de la realidad que cree se corresponde con lo que observa, y dentro de los cánones y formas que su entorno social y cultural le han imbuido.
La interpretación del mundo en toda su magnitud, incluyendo a los seres vivos y en especial a los humanos se produce de forma natural y equivale cuantitativamente a la totalidad de las mentes humanas. A pesar de ello siempre a través de todos los tiempos y civilizaciones se ha intentado sistematizar de alguna manera y homogeneizar tipos de creencias, doctrinas, corrientes de pensamiento, con el objetivo de acercarse a la realidad del mundo en todas sus facetas. Aquí ahora querríamos destacar un tipo especial de pensamiento, una visión que intenta profundizar en la genuina esencia humana, más allá de la estricta dependencia que lo material impregna todo el acontecer.  La visión poética ahonda en la esencia del mundo y de la humanidad y de los sentimientos que se generan en sus interrelaciones. Es una voz y una mirada prístina, profunda, quiere saber, averiguar, la verdad más escondida y darla a conocer. Buscada o no, la poesía brota espontáneamente en sensibilidades agudas y de la misma manera es reconocida. La sola razón no agota la realidad-verdad del mundo.
Las relaciones que los humanos establecen entre sí y con el mundo, los sentimientos y avatares de cada ser son infinitos e intentar captarlos en su verdadera dimensión daría cuenta del verdadero valor de cada persona en particular, y en definitiva representaría la esencia de la especie humana y su relación con todo su universo. Normalmente la racionalidad lógica, científica, que se ocupa de las macro relaciones entre todos los factores que están a su alcance, no entra en el análisis pormenorizado de las relaciones humanas en toda su variedad y profundidad, este campo parece reservado al tipo de pensamiento que se ocupa de lo inmaterial, de lo espiritual, o de las humanidades en su acepción general. Y es en este campo de donde surgen las artes, las letras, la literatura y el pensamiento especulativo, filosófico, religioso, etc., la pintura, la música, la psicología y como no la poesía. Y es en este último punto concreto donde queríamos llegar para situar esta disciplina o mejor esta facultad innata en algunos seres privilegiados. La razón pertenece al grupo, la poesía se introduce en el alma de los seres, su mirada es de comprensión, de caridad, en cierta forma se apiada de los humanos y de sí mismo. También imparte fe y esperanza y sobre todo la poesía es portadora de amor, de profundo amor.

II-2018






martes, 27 de febrero de 2018

LOS DOS MUNDOS DEL SER HUMANO


           

           LOS DOS MUNDOS DEL SER HUMANO

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  3. El ser humano para entender y relacionarse con la Naturaleza emplea una pragmática racional, observa y aprende, prueba y experimenta, adquiere experiencia y la reserva y almacena. Las capacidades cognitivas se ponen directamente a prueba, a la par que el conocimiento evoluciona buscando nuevas alternativas. Es un enfrentamiento entre la persona y el medio natural. No hay una exigencia per se de introspección profunda en busca de una interpretación causal metafísica, no es necesaria en primera instancia. La situación es coyuntural y se da por naturaleza en el ser humano.

  4. Pero la observación en segundo plano de aquella relación que se había establecido entre el ser humano y la Naturaleza puede causar perplejidad, asombro e incomprensión a partes iguales. “..nos encontramos aquí con dos tipos de mundos, mundos que están construidos de materiales diferentes: un mundo mental y un mundo físico.” L.Wittgenstein “Cuaderno azul” Ahí arranca otra forma de intelección múltiple, diversa infinita, interpretación del mundo y de sí. Enfrentado a la Naturaleza, qué piensa de sí mismo el ser humano, cómo ve su situación, cuál cree que es su lugar. Las reglas lógicas han quedado atrás, circulan por otro carril y son compartidas por ser necesarias. Ahora impera también otro tipo de conocimiento. E indefectiblemente surge la pregunta ¿Quién es el sujeto que se haya involucrado en ambos mundos? Y la subsiguiente pregunta fundamental ¿y quién lo pregunta?

  5. II-2018

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martes, 6 de febrero de 2018

RAIZ CLASICA DE LA POESIA

RAÍZ CLÁSICA DE LA POESÍA Es muy interesante e ilustrativo la raíz griega de la palabra poesía, poiesis, ποιηδις, que significaba creación, producción, hacer, proceso creativo. Esta raíz, aunque no es la principal acepción actual nos introduce de lleno en el aspecto que queremos destacar. Todo lo exterior al ser humano, todo lo exterior a él mismo, todo el mundo circundante, es y debe ser abordado automática e inaplazablemente por imperativo del instinto de conservación. La respuesta material que el individuo da a este imperativo viene determinada por la dialéctica entre las circunstancias del entorno y la razón actuante que sepan y puedan aplicar en cada proceso y en cada momento determinado. En definitiva, deben planificar de la forma más intuitiva de que sean capaces un procedimiento de acción que responda en primer lugar a las necesidades más acuciantes y pensando también en mejoras continuas. Elaborar una respuesta adecuada y racional. Esta es la raíz de la poiesis. El mundo necesita respuestas y éstas deben ser, inexorablemente, mediante la praxis de una acción material ajustada a procesos concretos y definidos. Este y no otro es el principio de las civilizaciones humanas. Esta dialéctica materialista, esta relación entre la persona y el mundo exterior tiene una repercusión interna que va moldeando la estructura psíquica y perceptiva de cada individuo haciendo de cada uno de ellos un ser diferenciado a cualquier otro. La elaboración interna de todos los factores que le sobrevienen, junto los procesos mentales y sentimientos propios van conformando un tipo de personalidad que se desarrollará a tenor de todas las confluencias propias y ajenas que le afectarán. Anteriormente ya hemos visto que existe una actividad forzosamente automática que es respuesta a un entorno que debe proporcionar una subsistencia ineludible. Sin embargo, a la mente humana le llegan todas las influencias, las del mundo exterior que pueden afectarle directamente, las del entorno natural, con toda su complejidad, y lo que es más importante las influencias de sus congéneres y de las relaciones humanas y sociales que se establecen entre ellos. Y llegamos al punto de salida, a lo más trascendente del ser humano. Cómo se elaboran las respuestas, internas en principio, a todas las influencias externas, también cómo se retroalimenta el propio individuo de sus pensamientos, creencias y fantasías. el ser humano debe crear su propio relato, interiorizarlo en primer lugar y exteriorizarlo de la forma más ajustada a sus creencias y aquí entra el proceso de creación para exponer su particular visión de la totalidad del mundo incluyéndose a sí mismo. La verosimilitud de la exposición, la intuición de cuál sea la veracidad absoluta o relativa de lo expuesto, y de la exactitud y belleza de lo visionado y hecho patente y si así puede alcanzarse un punto de aceptación y anuencia contemplativa por una buena parte de la sociedad humana en cualquier tiempo y lugar como un valor universal que pertenece a toda la humanidad, eso es poesía. II-2018

jueves, 4 de enero de 2018

genesis de la poesia

                   
                          GENESIS DE LA POESÍA

Sigamos indagando en las raíces de la poesía. La poesía es una determinada expresión verbal de una forma de pensamiento que es previo, que es subyacente a la poesía. Es una manera de ver, de mirar, de sentir el mundo y de sentirse a sí mismo. En un principio está el ser humano y el mundo. La razón de la persona se enfrenta al mundo analizándolo, tocándolo, midiéndolo, relacionando sus partes y sus objetos y todo ello enfrentándolo y enfrentándose a sí mismo, conviviendo y sumergiéndose en ese mundo. Pero el espécimen humano es algo más; es mirada asombrada; es querer comprender, es insatisfacción de lo que no comprende; es sentirse especial en su enfrentamiento con el mundo, es desasosiego, es miedo, es alegría, es compenetración, amor y compasión por todos sus congéneres y por sí mismo. Los seres humanos se relacionan entre sí por medio de la interpretación de sus actos y sobre todo por su lenguaje. Cuando el individuo se enfrenta al mundo, sus actos y su lenguaje intentan reflejar lo más aproximadamente posible lo que se cree es la realidad del mundo exterior. Sin embargo, cuando se pretende expresar la visión y los sentimientos que el ser humano debe afrontar en su relación con el mundo y con los demás de su especie no le sirven las herramientas materiales o verbales que utiliza en su relación con el mundo físico, aquí debe utilizar un lenguaje intuitivo que interprete ese mundo  en función de una visión y de unos sentimientos que vayan directamente al fondo de lo que se cree es la persona y de lo que a ella más le interesa. De esta forma de ver y sentir es de donde puede surgir la verdadera poesía, la música, las bellas artes.  Interpretar el mundo en función de una visión específicamente humana y dotar de artificios y reflejos que respondan a esta idea.
Todo el mundo es receptor del mundo objetivo y su interpretación, aunque univoca presenta caracteres muy similares y ajustados a una misma realidad.
 Asimismo, también es absolutamente particular el sentimiento que “recibe” de su contacto con los demás, de cómo se relaciona con ellos, de cómo le impactan sus propios sentimientos y los que percibe de su entorno, de cómo interpreta el mundo ahora visto con los ojos del espíritu. En definitiva, es el enfrentamiento de su autoconciencia, de sentirse sí mismo, él dentro de un mundo abigarrado y complejo. Y desde esos puntos únicos, individuales es de donde surgirá la diversidad humana. Única y plural a la vez. No hay, no existe, no pueden existir dos seres que aprecien y sientan exactamente el mundo de la misma forma. Y si esto es así el conocimiento, la percepción que cada ser humano haga de su entorno tendrá una expresión diferenciada en algún grado.  El énfasis que cada cual aplique a su particular punto de vista denotará con cierto paralelismo su modo de ver y comprender. Ya hemos visto que el mundo natural puede ser visto y explicado en términos racionales lo más ajustados a lo que se cree pueda ser la realidad exterior. Pero el mundo inmaterial está más abierto a interpretaciones subjetivas y al mismo lenguaje se le hace difícil expresar lo que ve, percibe y siente la persona. La expresión lingüística que más se acerque a lo que uno siente y crea es lo que tratará de hacer llegar la persona que de esto sea consciente. Si además es capaz de ajustar y embellecer de alguna forma el lenguaje sin perder su singularidad y su autenticidad, estaremos ante lo que se puede considerar verdadera poesía, visión profunda de un mundo entrevisto.




I-2018