CONCIENCIA NACIENTE
El ser humano interioriza con mayor o menor precisión, con mayor o menor perspicacia y con mayor o menor intuición la impresión, el sentimiento, que le produce tanto el mundo exterior, en toda su extensión y también percibe como él mismo se ve afectado como sujeto pasivo y activo al mismo tiempo. Si por una inclinación innata pretendiera objetivar unas vivencias sentidas, sencillamente para rememorarlas en un proceso de formación interno de una naciente personalidad, podría intentar asignarles identificadores verbales, entre otras alternativas, que analógicamente le recordaran al agente subjetivamente, aquellas vivenciasque sólo él ha sentido y que de alguna manera una expresión verbal le induce a recordarle. La expresión verbal nace, forma parte del nacimiento del lenguaje humano. Aquí el salto que se ha dado es trascendental. La razón y el sentimiento propio del ser humano están actuando conjuntamente. Pero ¿quién es el agente operador? Es la parte consciente del mismo individuo. La conciencia se hace presente, aparece, se forma. Es el individuo el que se hace consciente de sí mismo. Los sentimientos afloran vaporosos, inundan el interior de la persona, pero la razón ayuda a concretarlos, se esfuerza en grabarlos con un lenguaje analógico, este será el mismo lenguaje que servirá para rememorar los momentos y las circunstancias que le hicieron nacer. Este mismo lenguaje, empleado fielmente, podrá inducir a captar sentimientos y situaciones semejantes a cualquiera que presente ciertas afinidades.
Ciertamente que la tarea mental de convertir los sentimientos en objetos capaces de asimilar y convertirlos en transmisores de emociones fieles al origen es de una gran complejidad. Qué puede decirse del amor, de la tristeza, de la alegría, cómo definir la pérdida de un ser querido. Qué es la felicidad, la melancolía, la compasión, el embelesamiento, cómo valorar y definir el misticismo. Muchas veces las palabras, no bastan, no llegan a definir lo que se siente, se emplea el lenguaje, el artificio y las metáforas para alargar lo inabarcable. La relación del ser humano con la Naturaleza, con el cosmos, vistos desde la conciencia humana, ¿cómo se define?
En principio parece que el lenguaje directo, ordinario, es el que puede llegar más rápidamente al centro de lo que se quiere expresar. Los circunloquios, el rebuscamiento, la artificialidad, el culturalismo desplazan y distraen la intención original. Otros tipos de discursos pueden ser más apropiados. Pero las palabras, el mismo lenguaje, se gastan, pierden su originalidad y su fuerza emocional. La idea, el pensamiento inarticulado, lo sentido en primera persona permanece atesorado, pero si se quiere que otros participen de estas querencias debe rebuscarse en lo más íntimo aquellas palabras, matices, analogismos, metáforas, que los demás puedan no solamente llegar a interpretar el verdadero mensaje sino llegar a sentirse en alguna medida en la misma situación en que fueron concebidas.
El ser humano devenido consciente y racional aspira a interiorizar el conocimiento de sí mismo, a conocer su entorno vital natural y a reconocer y reconocerse como parte de la humanidad. Este triple objetivo, no explicito, le ocupará todo su ciclo vital. Los caminos que pueden afrontarse en este recorrido son tan absolutamente variables como lo es la diversidad humana. Lo que aquí y ahora estamos abordando es la particularidad de los que han decidido profundizar, sumergirse, en la propia esencia humana con las únicas armas expresivas de la palabra y particularmente de los que tienen a la poesía como su medio ideal. La obra de cada poeta, lo que cada uno sea capaz de definir, será el reflejo de su mundo particular de su visión y de su respuesta a los objetivos que él mismo se haya marcado.
17-XI-2018