sábado, 9 de junio de 2018


                CAUSAS DE LA ACCIÓN INDIVIDUAL

Básicamente el ser humano se enfrenta en solitario en su condición individual a la complejidad de un mundo que le viene dado, aún perteneciendo a una especie altamente socializada, que significa herencia, experiencia transmitida, ayuda y solidaridad, el hecho es que el individuo está o se encuentra a sí mismo solo frente al mundo, es él el que debe encarar su situación y tomar sus decisiones. En lo fundamental dispone de dos elementos intrínsecos propios de nuestra especie: la facultad sensible y el ejercicio de la razón. Siempre nos topamos con esta dualidad básica, aunque el tratamiento de los diversos enfoques posibles puedan aparentar ser problemas distintos. Estos dos elementos consustanciales a la persona se influencian mutuamente. La razón está más vinculada al proceso cognitivo y a la materialización de la vida práctica y la apreciación sensible de las personas forma parte de los sentimientos que inspiran las relaciones humanas. Estos condicionantes no se dan en estado puro puesto que la razón interviene en los procesos que los sentimientos producen en la conducta humana y asimismo la conducta estrictamente racional también se ve influenciada por la apreciación humanística equilibrada.  La razón opera con unidades tangibles tanto cognitivas como materiales y el progreso y la experiencia van proporcionando la medida de los aciertos o fracasos que se van consiguiendo.
La otra faceta de la personalidad humana es la que se corresponde con los sentimientos, la sensibilidad, la empatía. Es aquí donde se abre un campo tan heterogéneo como dispar. Prácticamente no existen dos seres iguales ni morfológicamente ni en sus capacidades intelectuales y sensoriales. Cada persona se enfrenta al mundo en solitario y de alguna forma se siente aislada.  Desconoce a las personas de su entorno, intuye que sienten lo mismo que ella, pero no puede traspasar la barrera que los separa. Las circunstancias que de forma absoluta han concurrido y concurren en su devenir determinarán su futuro a la par que su propio carácter y condiciones inmanentes.
La condición humana es el resultado de todo el proceso creativo que se origina alrededor de cada persona y ésta responderá con su conducta, sus acciones y omisiones y su expresividad manifiesta. Donde mayor énfasis repercute la conducta humana es en las relaciones sociales de toda índole que se establecen entre los miembros del grupo social al que se pertenece. La visión general del espacio que ocupa cada individuo también le proporciona la oportunidad de considerarla subjetivamente de acuerdo con sus parámetros y visión de conjunto que haya ido elaborando en el transcurso del tiempo y de su circunstancia especifica. Pero es en el sentir, en los sentimientos, donde se produce la mayor expresión de fuerza vital. La intensidad de los sentimientos está en proporción directa a cómo le afectan las relaciones vitales, el amor, el odio, los vínculos familiares, la propia lucha por el sostenimiento vital. Es en todos estos procesos donde se consumen las energías que definen a la persona.   
Otro aspecto que cabe destacar es que de todas las influencias recibidas y de las emociones y pasiones que los sentimientos provocan a las personas éstas tienen dos vías de responder, una es por la vía de su conducta factual, dinámica, y la otra sería por la intelección, por la interpretación particular que la persona hace del mundo entrevisto.
Y ahí entran en juego las habilidades, disposiciones, cultura, sensibilidad, y formas de expresión de cada individuo en particular y que mejor encajen en su íntima forma de ser. Naturalmente que la concepción que cada individuo interpreta del mundo material proporciona una visión particular que se subjetiviza e influye en una composición de totalidad que define cada personalidad.
Donde el ser humano mejor se explaya es en la expresión de los sentimientos, de su visión de la vida, de los seres humanos en general o de la afectación directa de los seres que forman el grupo social más cercano
Las formas que pueden adoptar para dar a conocer las influencias constantes del entorno son tan variadas como posibilidades tienen los humanos de expresar sus pensamientos y emociones. La literatura, las artes plásticas, la música, el pensamiento abstracto, la filosofía, la religión, la poesía.
El análisis, la ponderación de cualquier tipo de expresión tendrá su argumentario, su razón de ser en los procesos de formación de la persona y de sus cualidades y habilidades innatas. De dónde surge, cómo se ha formado, a qué responde, qué concepción previa es el origen de toda obra exteriorizada. El análisis crítico parte de una concepción de universalidad sentida inconscientemente. Cómo la belleza, el amor, los sentimientos profundos pueden proporcionar puntos de vista, conocimientos originales, que ensanchan la base de la que se nutre la experiencia humana.
Es así como de toda obra exteriorizada se puede inducir e intuir cuáles son los antecedentes que han guiado su producción y cuáles son los objetivos expresos o velados incluso al actor.
En definitiva lo que importa es favorecer la integración de las personas en el conjunto de su sociedad proporcionándoles no sólo conocimiento científico-técnico y experiencia práctica sino apreciar su autoconciencia y comprensión del mundo y a través de las experiencias ajenas y valorar aperturas de visiones distintas, saber ajustar el papel que la humanidad juega en el mundo y a su vez intentar que cada partícipe individual acceda a los avances y al conocimiento que la sociedad en su conjunto vaya alcanzando.


5-6-18

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