domingo, 14 de diciembre de 2014

CÓMO CAPTAMOS EL MUNDO EXTERIOR

                       

                 CÓMO CAPTAMOS EL MUNDO EXTERIOR

Todo ser humano capta, en primera instancia, el mundo exterior por sus sentidos. El mundo exterior se presenta en dos formatos diferentes. En primer lugar el mundo natural, lo que entendemos por naturaleza cercana y que visualmente alcanza también una parte del cosmos más cercano y también más lejano. En segundo lugar, la entidad humana como ser social por naturaleza percibe también por los sentidos el mundo y el medio transformado por su misma mano. Para destacar más la idea que perseguimos ahora, imaginemos que de la primera percepción la de la Naturaleza, no se tiene ningún tipo de conocimiento ni información previa, nuestro cerebro es una tabula rasa, no hay nada inscrito en él ni mecanismo autosuficiente de ayuda, nada. La persona es un espejo, un reflejo, de algo inefable, inexplicable porque no se tienen mecanismos de explicación. El espectáculo puede afectar a los sentidos, puede causar asombro, miedo, puede causar una especie de arrobamiento místico, de incomprensión. ¿Cómo y quién rompe este círculo cerrado? Pues precisamente la observación y la captación, también en principio, por los sentidos de la otra versión del mundo exterior, es decir por la influencia directa de la versión humana del mundo. Si hacemos un esfuerzo de abstracción podríamos decir que hasta aquí todavía estamos en el mundo exterior, el ser humano lo capta todo del exterior, incluso capta del exterior lo que le es propio de su mundo. Y ahora ya podemos entrar en lo que sucede en el interior del ser humano. Las cosas, sucesos y objetos del mundo natural adquieren un sentido por las explicaciones y demostraciones que hemos captado de nuestro entorno humano, lo mismo sucede con la comprensión del propio mundo del hombre en cuanto a su autoconocimiento.
Lo que sucede a continuación es completamente circunstancial. Las características de la persona, su implantación en circunstancias naturales, históricas, sociales, etc. modelarán un tipo de personalidad acorde a todas esas circunstancias.
La persona puede recibir información, influencia, educación, a veces de signos contradictorios, lo que estimula su propia regulación intelectual. Ahora ya no es sólo la información recibida desde el exterior sino que ésta puede ser transformada significativamente y puesta en circulación como algo novedoso. Así es como se genera el cambio y se transforma y progresa la sociedad humana.



9-12-14

domingo, 16 de noviembre de 2014

SURGENCIA DE LA DUALIDAD HUMANA

                       
               SURGENCIA DE LA DUALIDAD HUMANA

El instinto natural de todas las especies vivas es asegurarse su supervivencia. Este es el objetivo máximo de todas y cada una de las especies. Este objetivo es inercial, no es buscado conscientemente, ni aún por especies con cierto grado de autonomía y decisión.
Esta una cuestión que remite a la vida primigenia, al propio acto de irrupción de la naturaleza, de la vida, y que se mantiene dadas las condiciones que la hacen posible.
La especie humana tiene y participa exactamente de los mismos objetivos que todos los tipos de vida conocidos. Se es consciente de este hecho universal que afecta a todos los seres, incluyéndose a sí mismos, la fuerza subterránea de la Naturaleza actúa en la especie humana de forma espontánea y automática.
Todas las entidades vivas participan de los mismos principios fundacionales y ni la Naturaleza en su sentido más general ni los seres vivos que la habitan están fijados para siempre en sus condiciones iniciales, todo este conjunto natural está sujeto a cambio, evolución y transformación continuos.
La Naturaleza viva se proyecta hacia la supervivencia como totalidad. La especie humana se proyecta hacia la supervivencia como entidad separada. La Humanidad como entidad separada está englobada en una entidad superior que es la Naturaleza viva y en sí misma no tiene consciencia de sí, esta consciencia la pueden tener sus miembros constituyentes. El hombre puede asumir conscientemente su papel en su especie y en la Naturaleza pero siempre será de forma intelectual e intuitiva.
El hombre ha desarrollado una conciencia de sí, tiene libre albedrío, y aunque el impulso vital de todos los individuos de la especie tiende a su supervivencia, que en definitiva es la supervivencia de la especie, individualmente puede optar por aminorar, disminuir y aún, en casos extremos, suprimir su impulso vital. Esto es una degeneración natural de su propia participación en la especie de la que forma parte, pero es una decisión sobrevenida, cultural, o una desviación patológica natural.
La vida humana discurre en dos mundos paralelos. El primero, el básico, es el equiparable a cualquiera de los otros seres vivos y más en concreto a los animales superiores que en realidad son nuestros ancestros. Los seres humanos son más conscientes que cualquier otro ser, de su especificidad, pero los instintos básicos están arraigados en su naturaleza y actúan soterradamente aunque no siempre puedan ser identificados ni concienciados expresamente.
El hombre como partícipe universal de su especie tiene también como objetivo fundamental su supervivencia pero por su especial cualidad como ser diferenciado  entre los otros seres vivos conocidos, debe aunar a este objetivo primordial tres características que le son inherentes, al menos en los grados evolutivos alcanzados: el uso de la razón inteligente, la sociabilidad y la ética. Estos tres factores son indisolubles para seguir siendo lo que ha llegado a ser y seguir avanzando armoniosamente como ser altamente diferenciado e integrado en su mundo natural. Los tres ingredientes de la humanidad son comunes a la mayoría de los vivientes, lo que hace a los humanos absolutamente superiores son los resultados que obtienen de su conjunción común. La diferencia substancial es de grado cuantitativo y cualitativo absoluta.
El hombre hereda su condición natural como los demás seres vivos. Por sus condiciones sobresalientes disfruta de una vida de mayor calidad y en general de mayor longevidad, pero el final de cada ser particular siempre es el mismo. El hombre concreto ocupa un espacio temporal en el segmento de su especie y en este espacio temporal participa mínimamente en las condiciones de su entorno universal y en la generalidad de los casos percibe sólo someramente cuál es su personalidad y cuál su papel en el mundo, limitándose a colaborar en la estructura social y económica y a ser factor transmisor de vida.
La Humanidad en abstracto y como especie concreta se ha atribuido unas finalidades que están por encima o son paralelas al mero subsistir. Se pretende avanzar en conocimiento, en calidad de vida, en progreso integral, y ello lo llevan a cabo los individuos concretos. Ahí es donde las personas pueden jugar su papel importante o pueden contribuir en la medida de las posibilidades de cada cual. En este sentido la Humanidad o la especie humana es dualista, primeramente en su sentido más físico y materialista, o más natural, y en segundo lugar por las connotaciones gnoseológicas que conllevan vidas y estructuras sociales cambiantes y diferenciadas en la globalidad de un mero devenir naturalista.


12-11-14





sábado, 30 de agosto de 2014



                            RECIPROCIDAD ENTRE
                           EL INDIVIDUO Y SU MUNDO

El individuo absorbe el conocimiento del mundo, de su entorno inmediato, recibe su influencia directa material e inmaterial, y actúa en consecuencia y en su propio beneficio, según sea su particular idiosincrasia y sus intereses específicos.
Cada individuo podrá hurgar en el conocimiento general y en el estado del mundo al cual tiene acceso y según sea su capacidad, intuición y formación, podrá adquirir, entresacar, nociones más o menos ajustadas a la realidad, verdad, del mundo.
Cuanto mayor sea el arco de su circunstancia personal mayores serán las probabilidades de utilizar su razón discriminatoria al disponer de un mayor número de datos e información, incluso a veces contradictoria, lo que le obligará a escoger y decidir la forma que él crea más racional y más conveniente para sus intereses. De lo que se deduce que los intereses del hombre concreto sólo a él le competen pero de alguna forma, aunque sea indirecta y transversalmente, los frutos de su acción y pensamiento irán a engrosar el acervo común.
Esta es la forma en que el individuo se enfrenta al mundo y la forma en que entabla su relación pragmática individual.

24-8-14



sábado, 21 de junio de 2014

SINTESIS ANTROPOLOGICA

El hombre desde su eclosión evolutiva se ha caracterizado y se caracteriza por tres componentes básicos, que individualmente se dan en diferentes grados y que además no son exclusivos de la especie humana aunque es en ella en donde la conjunción de los tres componentes se da en grado superlativo respecto a otras especies conocidas. En primer lugar la evolución de nuestra especie ha desembocado en una morfología humana que ha ido modificándose y perfeccionándose y a la postre ha permitido la manipulación del mundo natural, de la Naturaleza, de forma que el hombre ha transformado su circunstancia material, su entorno vital, ha creado un mundo propio. Sin esta disposición, sin estas posibilidades de acción nada hubiera podido acontecer en los terrenos más libres y sofisticados. Este es el primer elemento imprescindible para el progreso material. Los otros dos son inherentes también a la persona humana pero sin esta capacidad práctica de transformación de la naturaleza no hubieran podido alcanzar los otros dos componentes la altura y nivel alcanzados en su desarrollo posterior. Y a la inversa, sin la capacidad de raciocinio e inteligencia práctica que gobierna la acción pragmática tampoco se hubiera avanzado en la progresión material y el grado de civilización alcanzado. El otro elemento fundamental, básico, en la especie humana es la capacidad racional, la inteligencia práctica, la acumulación de estos factores, junto a la memoria, que hace posible acudir siempre, retrospectivamente, para solucionar y no caer en los mismos problemas. La acumulación racional de hechos, la imaginación, visión de futuro, la prognosis en definitiva y la memoria, posibilitan el disponer de un cúmulo de conocimientos que son traspasables de generación en generación y por lo tanto asimilables y puestos en circulación a través de los tiempos. Al igual que los otros componentes de la persona humana, tampoco éste elemento fundamental bastaría para dar cuenta del ser humano que conocemos, sencillamente no hubiera sido posible, no hubiera funcionado por falta de realización práctica y de desorientación ideológica. El conocimiento, la inteligencia aplicada, en sí y por sí misma tampoco es suficiente como elemento separado puesto que el cerebro en una cubeta no es operativo ni posible, es el mundo material y la historia acumulada el que lo alimenta. Y ello nos lleva al tercer factor componente del ser humano, la socialización que le es inherente por necesidad biológica. El hombre es social por naturaleza, si no lo fuera no subsistiría. Los hombres se necesitan los unos a los otros. La primera regla radical es la defensa de la propia progenie, la defensa de los genes más próximos. Pero para la especie humana sólo esto no basta, porque junto con los otros dos elementos que ya hemos visto, el hombre necesita de la colaboración, del hermanamiento con los demás, primero con los más próximos pero luego con los del grupo humano del que forme parte. Los primeros sentimientos de bondad, de caridad, se extienden hacia los prójimos, pero además surgen las normas morales y éticas derivadas de estos primeros sentimientos y que afectan a la conducta práctica. La defensa de lo propio exige el reconocimiento de lo ajeno. El amor, la caridad que me profesan es la que yo siento y les debo a los demás. Sin el desarrollo adecuado de este tercer componente en la estructura humana los otros dos carecen de objetivo y se vuelven caóticos. La amalgama de los tres componentes se corresponde a la totalidad de la especie humana y todos ellos participan en alguna medida en cada uno aunque cuantitativa y cualitativamente puedan existir diferencias notables entre los diferentes individuos y aún en grupos sociales que pueden hacer prevalecer unos factores por encima de otros. Incluso pueden darse y se dan conductas aberrantes individualizadas que quedan neutralizadas por la aplicación de normas y leyes que los grupos ejercen discriminadamente. La combinación de los tres componentes fundamentales y las condiciones endógenas y exógenas que afectan a cada individuo hacen de cada persona un ser diferenciado y su hacer, pensamiento y conducta responderá a la variabilidad de todas esas circunstancias. Lo que sí debe resaltarse es la pertenencia en cualquier circunstancia a la misma especie humana, en todos los casos, inclusive en aquellos en que la aportación o la atribución en cualquiera de los tres componentes sean mínimas o nulas considerándose la recepción pasiva como razón suficiente para un reconocimiento integral. .La Humanidad es una e indivisible. 19-6-14

viernes, 13 de junio de 2014

RELATIVIZAR EL CONOCIMIENTO

RELATIVIZAR EL CONOCIMIENTO La preponderancia pragmática absoluta está hoy en el conocimiento, la gran reserva de conocimiento, que ha sobrepasado largamente al primer factor material que era la capacidad operativa del hombre que tenía en sus primeras etapas una importancia fundamental. Ahora todo el programa de la humanidad se libra en la aplicación del conocimiento, de la ciencia, de la técnica. Dentro de este capítulo deberíamos incluir también las estructuras y aplicaciones prácticas de todas las ramas del saber, material y social, que cursan preponderantemente y en primera instancia por las consecuencias de un conocimiento previo regulador. Al ser esto así, la única influencia capaz de regular, de relativizar, toda la actividad humana inteligente para que redunde en beneficio de la sociedad es la participación social amplia, la ética, la justicia, y todas las potencialidades derivadas del cuerpo social como expresión genuina de su esencia vital. Factores como la fraternidad, los sentimientos, la compasión, son y deben ser los moderadores de un progreso material que conduzca a un futuro más conveniente y prometedor. Lo importante es comprender con la mirada más amplia posible el papel que el hombre juega en el mundo y su filiación en la especie humana que es en definitiva lo que una visión universal demandaría, no a los individuos concretos, que también, sino al conjunto de la especie de forma mancomunada y connatural. 9-6-14

miércoles, 2 de abril de 2014

CONOCIMIENTO INSTRUMENTAL Y ETICA

La unidad, el ser humano, es la corporeización material de un universal incorpóreo, la Humanidad. El ser humano es la porción individual e indivisible de la entidad abstracta, pero real, de la que forma parte. La entidad elemental, unitaria, es el hombre. Se siente único, libre, y admite y reconoce a los otros, pero no como formando parte de una entidad abstracta inmaterial, sino como unidades semejantes y fraternales y con las mismas características generales que a él le adornan. El ser humano es una unidad de acción y pensamiento, acción y pensamiento recíprocamente potenciales y con resultados históricos, es decir con capacidad de introducir cambios en sus vidas y en la naturaleza. Esta doble capacidad de pensamiento y acción acompasada es lo que distingue al ser humano de cualquier otro ser vivo que se conozca, al menos con la profundidad e intensidad de su conocimiento y su demostrada capacidad de acción. El ser humano es lo que es por el conocimiento, sin él estaría en la animalidad más absoluta. Pero el conocimiento por sí mismo no es suficiente, no se basta. El conocimiento necesita plasmarse, ubicarse, en algo concreto. El cuerpo humano es polivalente y está capacitado para transformar el entorno natural de forma inteligente, inteligencia que está al servicio del conocimiento general. El ser humano aplica un conocimiento instrumental, progresivo en su evolución. Este no es un conocimiento especulativo, es un conocimiento con repercusiones reales. Si esto sólo fuera así, si ésta fuera la única guía humana en lo material, el progreso y la evolución material del mundo del hombre podrían desembocar en un mundo no del todo satisfactorio, ni justo ni que tal vez no condujera a la íntima felicidad como aspiración máxima de los entes humanos. El proceso material debe estar guiado, y como mínimo influenciado, por otro tipo de conocimiento más apegado a la ética, a los sentimientos, a la razón sentiente y al concepto que de la humanidad y del hombre pueda sostenerse con mayor fidelidad a lo que sea su esencia verdadera. Este es un gran reto para el ser humano y para la humanidad, aunar como objetivo común el progreso del conocimiento material a la par que se persiga el deseo de bienestar en su máxima acepción y como finalidad última de la subjetividad humana. 2-4-14

lunes, 24 de febrero de 2014

RETRATOS BREVES DEL HOMBRE ACTUAL

En general al hombre actual no le interesa el conocimiento universal ni los grandes principios. ¿Por qué habría de interesarle? Le interesa “su” conocimiento, un conocimiento práctico que le ayude en su vida diaria, le interesa su felicidad, su vida buena La información en un mundo globalizado le llega sesgadamente a través de los medios de comunicación masivos, medios audiovisuales, escritos, cinematográficos, etc. no existe en esos medios ningún orden ni en general interés didáctico alguno y todavía peor la extracción individual de sus contenidos es además de azaroso terriblemente desinformante y que en realidad busca sólo su propio interés especulativo, económico e influencial. Esta es una realidad con la que hay que contar. Esto es lo que en principio hay en una parte importante de la sociedad. 24-2-14

sábado, 15 de febrero de 2014

EL SER HUMANO Y SU CIRCUNSTANCIA

Se aprovecha cualquier ocasión para ir perfilando, dando a conocer, cuál es la idea que se tiene del hombre y avanzar en una episteme de la humanidad inmersa en la complejidad de una Naturaleza y un Universo inaccesibles en su completitud. Se propone un breve análisis de la célebre y conocida aserción de Ortega y Gasset y que figura en su obra de 1914 “Meditaciones del Quijote”. La frase es “Yo soy yo y mi circunstancia,” y aunque continúa con “y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Esta es la reseña completa pero ahora sólo nos interesará la primera parte que es la referenciada por multitud de autores y en escritos diversos. El interés puede ser doble, primeramente por la misma cuestión en sí misma, es decir tomando textualmente el contenido de la declaración de Ortega y Gasset, y en segundo lugar porque proporciona la oportunidad de ir avanzando en una concepción integral del hombre. Deberemos empezar por algunas obviedades para adentrarnos paulatinamente en el problema. Una visión panorámica del ser humano nos muestra que en su individualidad es un ser finito, acabado, un ser que al nacer ya está predestinado a morir. En líneas generales puede decirse que está compuesto por varias capas, biológicas, físicas, mentales y sentimentales. El ser humano forma parte del tronco común de la especie humana. En su diferenciación y concepción más profunda puede decirse que es un ser con vida muy evolucionada y en constante cambio. La idiosincrasia de la especie humana dota a cada ser de algún hecho biológico, físico e intelectual diferenciado y diferenciador en su conducta, de forma que, aunque en su esencia absoluta cada ser forma parte del mismo tronco común, algunos de sus rasgos y componentes siempre diferencian a cada ente y por lo tanto nunca dos seres son absolutamente iguales en el plano epifenomenal. Así, los sentimientos y las potencias intelectuales participan de esta desigualdad inicial, antes incluso de su eclosión consciente. Justo en el primer momento de la socialización del nuevo ser su carga diferenciada conlleva respuestas acordes a su carácter. La primera socialización es inmediatamente anterior a la asunción de la cultura, entendida ésta en su acepción más amplia, cultural, costumbrista, etc. la personalidad derivada de su genética y la afectación de la socialización-culturización, se unifican en una personalidad acorde a su pensamiento, a sus sentimientos y a actos. La autoconsciencia se genera en esta personalidad formada por una estructura biológica con ciertas singularidades y una carga socio-cultural formando un componente o una unidad sumamente compleja. Las condiciones y circunstancias geográficas, étnicas, económicas, religiosas y culturales incidirán de forma directa en la persona y le limitarán prácticamente su expresión externa y su conducta, adecuándolas a las condiciones existentes. Estos condicionantes externos serán prácticamente inexorables y limitarán de forma casi exclusiva la verdadera personalidad del individuo, haciendo de su conducta una imitación especular, uniforme de las condiciones existentes. Quizá ahora se pueda analizar con mayor disposición la cita que ha dado lugar a todo este preámbulo, pero que en último término ha servido para desarrollar esta pequeña disertación ensayística. Bien, veámoslo de nuevo: “Yo soy yo y mi circunstancia”. En primer lugar llama la atención la duplicidad del “yo”. Los dos “yos” no están al mismo nivel. El primer “yo” es anterior y asociado a “soy”, “Yo soy” es una repetición, es decir lo mismo y está justo en el primer estadio de la autoconsciencia, pero consciencia de su mismidad. Es una situación o un grado de entidad superior capaz de darse cuenta de su estar en el mundo, incluso como observador de sí mismo. Y efectivamente se autodefine a sí mismo como un yo auto-comprensivo de su situación a la vez que se coloca en su circunstancia exterior, es decir, él mismo se sitúa en el mundo. Pero aquí se esconde una gran paradoja. Es cierto que su circunstancia exterior, el mundo donde él se inserta, las condiciones sociales, económicas, culturales, geográficas, históricas, que rodearán su mundo, modelando su personalidad, su carácter, su completa vida cultural, afectiva, social, harán de él un tipo de personalidad adaptada a todas o algunas de esas circunstancias, pero el primer “yo soy” permanecerá incólume, vive soterradamente, en realidad no es este “yo” el que se identifica totalmente con su circunstancia. No importa que las más de las veces permanezca de por vida en un oscuro plano latente, pero está siempre ahí y puede manifestarse en cualquier momento y en condiciones adecuadas. La fuerza irresistible de las circunstancias que rodean cualquier individualidad son determinantes absolutas de lo que cada persona será y hará en el transcurso de su vida, pero lo que cada ser humano es en su integridad radical no se agota con una simple definición, que expresa, sí, una realidad externa, pero no la totalidad de la condición humana. 12-2-2014

lunes, 27 de enero de 2014

CURIOSIDAD EXISTENCIAL

Todo ser humano, en cualquier tiempo y lugar, puede tener la necesidad o incluso la curiosidad existencial de pensar en su propia persona, preguntarse por su situación, quién es, qué hace, qué se espera de él. Estas preguntas pueden surgir espontáneamente y no hacen falta grandes ideologías ni cuerpos doctrinarios en donde bucear para alcanzar alguna idea clara que responda a esas preguntas. El hombre puede fijarse en los demás, en cómo son sus prójimos, qué cosas los diferencian y sobre todo cuáles son las cosas que les son comunes. Se puede indagar en la historia y ver el recorrido de los hombres a través de los tiempos, pero es más fácil y sencillo averiguar cómo son los hombres actuales en diferentes situaciones, en diferentes culturas, con diferentes religiones. Con un poco de esfuerzo se puede llegar a una comprensión bastante cabal de cómo son todos los hombres y lo poco que los separan las cosas más importantes y trascendentes. Si el hombre mira en su interior e intenta captar el interior de sus prójimos se dará cuenta que en lo substancial son muy parecidos y lo que los separa son capas superficiales, capas adheridas a su persona de creencias, costumbres y situaciones fruto de su circunstancia, que definen una personalidad, pero que por debajo hay algo más sustancial y que en definitiva es darse cuenta de la pertenencia a una misma especie, a la especie humana. Esto es sólo una reflexión, algo accesible a la comprensión de todo hombre. Y que seguramente no modificará ninguna conducta futura pero al menos proporciona conocimiento de sí mismo y comprensión para con los demás y sus circunstancias. Estas consideraciones pueden surgir con independencia del status de la persona, de su cultura y de su situación económica y social, es una reflexión del individuo de carácter existencial y que surge o puede surgir de una consciencia emergente.

miércoles, 15 de enero de 2014

www.felixgil.net

JUSTICIA E INJUSTICIA Lo que se pretende aquí es la comprensión de una realidad social que no por ser más o menos justa o injusta es menos real. La comprensión, el conocimiento, ha de partir siempre de la realidad. La diversidad y complejidad de cualquier sociedad en tiempos pasados o presentes comporta una disparidad profunda en las tareas a desarrollar por los miembros de estas sociedades. Dado el grado de desarrollo socio-económico, cultural y de posibilidades materiales de cada sociedad, éstas presentarán una amplia gama de oportunidades de desarrollo personal y por ende de distinguirse social y económicamente unos de otros. Las estructuras sociales que se van creando y heredando no siempre permiten una fácil permeabilidad, una movilidad social entre distintos tramos de su organización, lo que deriva en un cuadro de desigualdades y de estratos sociales bien diferenciados social y económicamente considerados. Y todo ello se ha dado y se da en cualquier lugar y en cualquier momento de la historia y nuestro tiempo actual no es ninguna excepción. Otra cosa es la consideración general que merezca esta situación y la forma de encauzarla, buscando siempre de salvaguardar la dignidad y la integridad de todas las personas dentro del marco general y especial al que se pertenece. Los valores humanos esenciales están por encima de cualquier estructura material y a ellos se debe el conjunto de la Humanidad.