jueves, 25 de noviembre de 2010

CONVIVENCIA Y VIOLENCIA DE GÉNERO

El hombre es un ser social pero a la vez es un ser autónomo, independiente. Cada persona tiene unas características diferenciadas, no existen dos personas iguales. En su instinto de conservación cada ser intentará mantener sus propias características que son las que él cree más le convienen.

Normal y naturalmente el hombre y la mujer viven en pareja y pasada la etapa de compenetración profunda de un ser con el otro, de enamoramiento unitario, resurge la individualidad egoísta por cada parte pero se sigue compartiendo la convivencia por mantener el núcleo familiar, por afecto y amor conyugal, por conveniencia y practicidad social, por costumbre, interés práctico y económico.

Las costumbres, la cultura, la educación, el respeto mutuo preservan la convivencia.

En el modelo antiguo pero que aún pervive, de convivencia la relación era de sumisión, de desigualdad y era para siempre, Se aceptaba la agresión moral y física como de relación natural. Al denunciarse la injusticia de esta situación e ir cambiando el modelo hacia una autodeterminación de igualdad de derechos, la parte a la que se le sustrae el dominio se siente amenazada y frustrada y vuelca su odio y rencor y hasta su fuerza física sobre su pareja. El cambio de paradigma y el camino hacia la igualdad debe recorrerse conjuntamente. Se ha de promover el convencimiento hacia el respeto profundo de todos los seres por igual y articular nuevas reglas de conducta acordes con los nuevos parámetros elaborados en armonía conjunta.

miércoles, 17 de noviembre de 2010


ORÍGENES DE LA ÉTICA

Los animales y los pre-homínidos pueden vivir conforme a Naturaleza sin necesidad alguna de reglas éticas que regulen su comportamiento. Basta con seguir los instintos básicos e interaccionar con el entorno natural adaptándose a las condiciones imperantes. El daño objetivo que una especie pueda ocasionar a los miembros de su misma especie o a otra especie no le es moralmente achacable puesto que la conducta es unívoca, no hay elección.

La evolución humana representa un salto cualitativo fundamental que sitúa a esta especie en un plano muy diferenciado respecto a cualquier otra. Pero esta evolución se ha ido produciendo lentamente, la naturaleza no ha dado un salto en el vacío, todos los fenómenos físicos y biológicos se han ido acompasando en el tiempo y estos sucesivos cambios estructurales han tenido su reflejo en una conducta acorde a los mismos cambios. El instinto básico que rige a todo ser vivo es el de conservación en su sentido más amplio ( conservación del propio ser y conservación de la especie o reproducción) Toda acción dirigida a este propósito es una acción positiva, podríamos decir hoy que es una acción buena para el individuo, buena para la especie. Acción necesaria, acción positiva, acción “buena”, recuérdese que bueno-a es “útil y a propósito para alguna cosa” (RAE) y su raíz latina bonus, bonum “el bien, lo que es honesto, útil, agradable, perfecto en su género, y conforme a la naturaleza” Cicerón (citado por Raimundo de Miguel) Por eso en el hombre se hace necesario distinguir, o más bien unificar el criterio de acción acorde a Naturaleza con acción “buena” puesto que en el transcurso de su evolución esta distinción ha de mantenerse con claridad al menos para que nos sirva de referencia analítica de cualquier situación dada. El hombre es un ser en evolución natural y en evolución social, lo que en los animales es actuación de acuerdo a Naturaleza, en los hombres la actuación natural es también adecuación a evolución y desarrollo social. El principio básico natural subyace o debe subyacer en cualquier actuación, pero además debe corresponderse al estado o situación social alcanzado mayoritariamente y aceptado mayoritariamente, entonces la actuación según Naturaleza es además una acción “buena” positiva si va refrendada por la mayoría o el consenso mayoritario de su grupo social. Este es el tránsito de actuar según Naturaleza simple, a actuar según Naturaleza humana.

viernes, 5 de noviembre de 2010

GENESIS DE LO DIVINO

Intentemos una aproximación conceptual al hecho de la existencia a lo largo de toda la historia de la humanidad de grandes construcciones consagradas al culto genérico de lo divino.

La génesis de lo divino podríamos situarla en el temor a la supervivencia, en el miedo a lo desconocido, a la muerte, al más allá.

El "conocimiento" de la realidad es sólo especular, cuando el "conocimiento" se bifurca y también se vuelve especulativo imagina, inventa explicaciones ad hoc del mundo que no pueden demostrarse pero que dan cuenta de la realidad con fabulaciones que intentan comprenderla.

Existe un más allá, un mundo perfecto, unos seres sabios y poderosos que lo gobiernan todo. Ahí está el saco donde se mete todo lo que no se comprende. Como en el mundo real suceden de hecho cosas que no se comprenden "alguien" debe comprenderlas y gobernarlas.

Pero la visión de la divinidad se hace desde la humanidad, no puede ser de otra forma. Así la divinidad se antropologiza y en su trato con los humanos necesita sus intermediarios, sus lugares de encuentro, sus necesidades.

Por su parte los humanos deben participar masivamente en el recono­cimiento y la sumisión a los poderes de esta divinidad y a los poderes de sus representantes en nuestra sociedad. Los dioses deben tener sus recintos sagrados, sus representan­tes en la Tierra deben estar cerca de ellos y las masas deben acudir a demostrarles su reconocimiento. Desde el principio es preciso habilitar un lugar sagrado, un lugar de oración y reconocimiento de lo divino. Pronto este lugar se convierte en hogar permanente de los dioses, en el lugar más importante de la comunidad, en un lugar muy especial. La construcción física que albergue este lugar sagrado debe ser tan importante como para albergar a sus dioses y repre­sentantes y tan grande como para permitir al acceso de toda la comunidad. Los dioses pueblan el cielo, el universo entero y el lugar sagrado donde están representados debe alcanzar el cielo con sus altas torres que parecen querer alcanzarlo, deben contener entre sus altas bóvedas la máxima cantidad de ese cielo inaccesible. Toda la técnica y la fuerza creativa de la sociedad, todo el arte de sus arte­sanos se aplicará en engrandecer, en ensalzar este lugar de encuentro. La grandiosidad y la magnificencia del lugar es para dar cobijo no sólo a los dioses sino que es la gran casa de los hombres que creen en él.