PENSAMIENTO Y ACCIÓN
La descripción y el sentido profundo de
esa entidad abstracta y concreta a la vez y que hemos venido en
llamar Humanidad es absolutamente inabarcable. Somos lo que por evolución
y por Naturaleza hemos llegado a ser. No existe una síntesis
explicativa y comprensible de nuestro estado y situación, nadie puede arrogarse
el papel de máxima autoridad intelectual o moral que pueda hablar en nombre de
nuestra totalidad humana.
Este tema es de suma importancia tanto para
una posible y cabal
comprensión de nuestra
entidad como para los aspectos más prácticos de regulación de las relaciones
interhumanas a todos los niveles. Pero su estudio es prácticamente inabarcable
y de una complejidad extrema. Aunque nos remontemos a nuestros orígenes
más lejanos siempre llegaremos a una situación sustancialmente irresoluble.
Aquí podríamos dividir a la Humanidad en
dos grandes órdenes que grosso modo responderían a la dualidad humana
de la que se parte siempre en cualquier estudio relativo tanto a sus componentes
individuales como a las entidades humanas superiores. Espíritu-materia,
sentimiento-razón. Cada sociedad o toda en su conjunto es portadora
de unos valores específicos propios, culturales, trascendentes,
subyacentes, que atañen más a comportamientos, ideales y sentimientos y formas
de enfocar la vida y el mundo con unas características propias, heredadas e
intransferibles. Las dualidades están en todos los órdenes de la vida y
sus diversas manifestaciones son el símbolo de la misma Humanidad.
De otra parte, todas las sociedades
disponen de sus propias herramientas que sustentan materialmente la vida
práctica de sus colectividades. En esta faceta de la vida material existen
conexiones con cualquiera de las sociedades interesadas de intercambiar entre
ellas bienes y servicios. Aquí no importan si pertenecen a culturas o formas de
vida diferenciadas, priva el interés material. Esto es así desde el principio
de los tiempos. Naturalmente que las sociedades evolucionan e históricamente se
pueden rastrear los orígenes y los cambios que se van produciendo, pero el
análisis substancial continúa siendo el mismo.
Esta división simbólica, real,
trascendente, es aplicable tanto a la propia Humanidad en su conjunto
como a los cortes históricos y estratos sociales que se hayan producido.
La misma esencia del ser humano participa de
ambos órdenes, el espiritual y moral, y el práctico y racional ya que entrambos
son los definidores de la Humanidad y los que la han llevado por un
camino de superación constante.
La Humanidad en un momento dado, en un
corte temporal, sí es una entidad tanto material como abstracta
en su concepción. Se pueden contabilizar el número de personas que la componen
en una situación temporal concreta, cuál es su situación material, cuáles son
sus logros materiales, cuáles son sus organizaciones sociales, cuál es su
relación con la Naturaleza y con los otros seres vivos que pueblan
nuestro planeta. Se podría dividir la sociedad humana en parcelas
esquemáticas, en agrupaciones homogéneas. Niklas Luhmann vio la
necesidad de acometer el trabajo, de analizar las sociedades desde diferentes
puntos de vista agrupándolas en sistemas sociales relevantes como son la
economía, el derecho, la política, la religión, la ciencia, la educación,
etc. Pero se dio cuenta de la complejidad de abordar cualquier
estructura, que a su vez se subdividiría en otras de rango inferior, y así
sucesivamente y además de las interacciones entre todas estas estructuras. El hombre
concreto puede participar en una estructura social, material, funcional,
pero el ser individual no es una estructura en sí mismo, cada hombre es distinto,
en cada hombre hay un mundo distinto y la Humanidad es el
compendio de todo el entramado tanto de sus logros materiales como de la
idiosincrasia de cada uno de sus habitantes. El mismo Luhmann apreció
esta dificultad insalvable y quiso acometer alguna acción analítica, aunque
fuera parcial, pero se vio desbordado por la complejidad por una tarea tan
descomunal y sólo pudo pergeñar su enfoque.
Pero el ser humano, y por extensión
analógica la Humanidad, son indefinibles como extensión de sus logros y
situaciones objetivas en un momento dado. No hay una correspondencia
paritaria ni sustancial entre logros materiales e incluso intelectuales
entre una sociedad dada y sus componentes concretos individuales. Pero sí
es cierto que los logros de la Humanidad son producto de los humanos,
pero de todo su conjunto y aquí deviene nuevamente otra dualidad siempre
sustancial. Los logros ciertos de la Humanidad debemos asignarlos a
sus componentes, pero los humanos son seres muy complejos y con valores muy
diferenciados entre ellos, lo cual nos lleva a una definición dual
tanto de los grupos sociales como de los mismos actores individuales.
La Humanidad en su conjunto presenta
varios frentes aparentemente unitarios y lo que importa es la
síntesis de todos ellos. ¿por qué interesa esta síntesis? Porque en
definitiva será el estado de nuestra comunidad humana, de nuestra
situación y de nuestra relación con la Naturaleza. Es importante
tratar de colegir, vislumbrar, nuestro destino y así tratar de influir
en él en la medida que las circunstancias lo permitan.
Todos los relatos que pudieran hacerse del
pasado y del presente, si responden a la realidad, se corresponden
exactamente a la situación moral, material, intelectual, de cada periodo
de tiempo y de cada situación histórica y circunstancial. No hay otra
posibilidad. Y en el futuro se producirá
la misma correspondencia entre la Humanidad y su entorno Natural y
espacial. Avanzaremos acompasadamente al ritmo que nosotros y las circunstancias
nos marquen y nos marquemos.
Pero de alguna manera hemos de intentar llegar
a algún principio de acuerdo, a alguna síntesis de qué cosa ha llegado a ser
la propia Humanidad y hacia dónde camina o se dirige
consciente o inconscientemente en su periplo vital y universal. Qué entidad
podemos llegar a ser y hacia donde nos empujan tanto nuestras
propias fuerzas como las condiciones de una naturaleza y de un mundo que
nos envuelve y nos condiciona absolutamente. El problema está en que no
hay ninguna teoría unificadora que dé cuenta de la complejidad humana
en toda su extensión y aunque la hubiera y seguro que se hacen esfuerzos en
esta dirección, aunque sean parciales e integrables en conjuntos de pensamiento
más amplios, no existen vehículos de integración en organizaciones
universales para que lleguen a todo el conjunto de la sociedad humana. Y aunque
así fuera en alguna medida medianamente satisfactoria, prevalecería la
dicotomía básica que es inherente a nuestra especie, la división entre pensamiento
y acción. El poder real de transformación material de la humanidad está
concentrado en los factores económicos, científicos, técnicos, y en los
que gobiernan las estructuras de poder político, de los medios de
comunicación, de la educación y divulgación. Todos estos factores no son
nocivos per se para la Humanidad, al contrario, han sido y son necesarios para
la evolución de nuestros niveles de evolución y desarrollo alcanzados. Pueden
ser egoístas y partidistas en su fuero interno, pero también sufren la presión
de fuerzas que les hacen autolimitarse y acercarse a posiciones más
altruistas y humanamente sociales. De todas formas, pensamiento y
acción, teoría y praxis, son los dos polos de nuestra forma de ser
humanos, pero la acción, el poder de cambiar materialmente el decurso de
nuestros tipos de sociedades, está concentrado básicamente en las estructuras
de poder económico y social. Y si esto es así sólo cabe una convergencia
gradual por la deriva práctica que puede darse entre ambos entramados
teóricos y prácticos hasta llegar a la máxima conjunción posible de lo
que en realidad fue el origen de nuestra especie. Sloterdijk parece algo
más pesimista y sentencia que “bajo ninguna circunstancia imaginable puede
llegarse a una unidad universal efectiva” y a continuación agrega “nadie está
maduro para la cultura universal del futuro” La diversidad humana es infinita
en sus manifestaciones individuales pero el ser humano nunca podrá desprenderse
absolutamente de sus orígenes. Esta es la ultima esperanza de acción
y pensamiento colaborando en un propósito unitario y universal. Maximizar
unidad de pensamiento y acción partiendo de posiciones actualizadas y que
puedan ser conseguidas en el futuro.
29-12-19
No hay comentarios:
Publicar un comentario