lunes, 30 de diciembre de 2019


                  PENSAMIENTO Y ACCIÓN

La descripción y el sentido profundo de esa entidad abstracta y concreta a la vez y que hemos venido en llamar Humanidad es absolutamente inabarcable. Somos lo que por evolución y por Naturaleza hemos llegado a ser. No existe una síntesis explicativa y comprensible de nuestro estado y situación, nadie puede arrogarse el papel de máxima autoridad intelectual o moral que pueda hablar en nombre de nuestra totalidad humana.
Este tema es de suma importancia tanto para una posible y cabal
comprensión de nuestra entidad como para los aspectos más prácticos de regulación de las relaciones interhumanas a todos los niveles. Pero su estudio es prácticamente inabarcable y de una complejidad extrema. Aunque nos remontemos a nuestros orígenes más lejanos siempre llegaremos a una situación sustancialmente irresoluble.
Aquí podríamos dividir a la Humanidad en dos grandes órdenes que grosso modo responderían a la dualidad humana de la que se parte siempre en cualquier estudio relativo tanto a sus componentes individuales como a las entidades humanas superiores. Espíritu-materia, sentimiento-razón. Cada sociedad o toda en su conjunto es portadora de unos valores específicos propios, culturales, trascendentes, subyacentes, que atañen más a comportamientos, ideales y sentimientos y formas de enfocar la vida y el mundo con unas características propias, heredadas e intransferibles. Las dualidades están en todos los órdenes de la vida y sus diversas manifestaciones son el símbolo de la misma Humanidad.
De otra parte, todas las sociedades disponen de sus propias herramientas que sustentan materialmente la vida práctica de sus colectividades. En esta faceta de la vida material existen conexiones con cualquiera de las sociedades interesadas de intercambiar entre ellas bienes y servicios. Aquí no importan si pertenecen a culturas o formas de vida diferenciadas, priva el interés material. Esto es así desde el principio de los tiempos. Naturalmente que las sociedades evolucionan e históricamente se pueden rastrear los orígenes y los cambios que se van produciendo, pero el análisis substancial continúa siendo el mismo.
Esta división simbólica, real, trascendente, es aplicable tanto a la propia Humanidad en su conjunto como a los cortes históricos y estratos sociales que se hayan producido.       
La misma esencia del ser humano participa de ambos órdenes, el espiritual y moral, y el práctico y racional ya que entrambos son los definidores de la Humanidad y los que la han llevado por un camino de superación constante.
La Humanidad en un momento dado, en un corte temporal, es una entidad tanto material como abstracta en su concepción. Se pueden contabilizar el número de personas que la componen en una situación temporal concreta, cuál es su situación material, cuáles son sus logros materiales, cuáles son sus organizaciones sociales, cuál es su relación con la Naturaleza y con los otros seres vivos que pueblan nuestro planeta. Se podría dividir la sociedad humana en parcelas esquemáticas, en agrupaciones homogéneas. Niklas Luhmann vio la necesidad de acometer el trabajo, de analizar las sociedades desde diferentes puntos de vista agrupándolas en sistemas sociales relevantes como son la economía, el derecho, la política, la religión, la ciencia, la educación, etc. Pero se dio cuenta de la complejidad de abordar cualquier estructura, que a su vez se subdividiría en otras de rango inferior, y así sucesivamente y además de las interacciones entre todas estas estructuras. El hombre concreto puede participar en una estructura social, material, funcional, pero el ser individual no es una estructura en sí mismo, cada hombre es distinto, en cada hombre hay un mundo distinto y la Humanidad es el compendio de todo el entramado tanto de sus logros materiales como de la idiosincrasia de cada uno de sus habitantes. El mismo Luhmann apreció esta dificultad insalvable y quiso acometer alguna acción analítica, aunque fuera parcial, pero se vio desbordado por la complejidad por una tarea tan descomunal y sólo pudo pergeñar su enfoque.
Pero el ser humano, y por extensión analógica la Humanidad, son indefinibles como extensión de sus logros y situaciones objetivas en un momento dado. No hay una correspondencia paritaria ni sustancial entre logros materiales e incluso intelectuales entre una sociedad dada y sus componentes concretos individuales. Pero es cierto que los logros de la Humanidad son producto de los humanos, pero de todo su conjunto y aquí deviene nuevamente otra dualidad siempre sustancial. Los logros ciertos de la Humanidad debemos asignarlos a sus componentes, pero los humanos son seres muy complejos y con valores muy diferenciados entre ellos, lo cual nos lleva a una definición dual tanto de los grupos sociales como de los mismos actores individuales.
La Humanidad en su conjunto presenta varios frentes aparentemente unitarios y lo que importa es la síntesis de todos ellos. ¿por qué interesa esta síntesis? Porque en definitiva será el estado de nuestra comunidad humana, de nuestra situación y de nuestra relación con la Naturaleza. Es importante tratar de colegir, vislumbrar, nuestro destino y así tratar de influir en él en la medida que las circunstancias lo permitan.
Todos los relatos que pudieran hacerse del pasado y del presente, si responden a la realidad, se corresponden exactamente a la situación moral, material, intelectual, de cada periodo de tiempo y de cada situación histórica y circunstancial. No hay otra posibilidad.  Y en el futuro se producirá la misma correspondencia entre la Humanidad y su entorno Natural y espacial. Avanzaremos acompasadamente al ritmo que nosotros y las circunstancias nos marquen y nos marquemos.
Pero de alguna manera hemos de intentar llegar a algún principio de acuerdo, a alguna síntesis de qué cosa ha llegado a ser la propia Humanidad y hacia dónde camina o se dirige consciente o inconscientemente en su periplo vital y universal. Qué entidad podemos llegar a ser y hacia donde nos empujan tanto nuestras propias fuerzas como las condiciones de una naturaleza y de un mundo que nos envuelve y nos condiciona absolutamente. El problema está en que no hay ninguna teoría unificadora que dé cuenta de la complejidad humana en toda su extensión y aunque la hubiera y seguro que se hacen esfuerzos en esta dirección, aunque sean parciales e integrables en conjuntos de pensamiento más amplios, no existen vehículos de integración en organizaciones universales para que lleguen a todo el conjunto de la sociedad humana. Y aunque así fuera en alguna medida medianamente satisfactoria, prevalecería la dicotomía básica que es inherente a nuestra especie, la división entre pensamiento y acción. El poder real de transformación material de la humanidad está concentrado en los factores económicos, científicos, técnicos, y en los que gobiernan las estructuras de poder político, de los medios de comunicación, de la educación y divulgación. Todos estos factores no son nocivos per se para la Humanidad, al contrario, han sido y son necesarios para la evolución de nuestros niveles de evolución y desarrollo alcanzados. Pueden ser egoístas y partidistas en su fuero interno, pero también sufren la presión de fuerzas que les hacen autolimitarse y acercarse a posiciones más altruistas y humanamente sociales. De todas formas, pensamiento y acción, teoría y praxis, son los dos polos de nuestra forma de ser humanos, pero la acción, el poder de cambiar materialmente el decurso de nuestros tipos de sociedades, está concentrado básicamente en las estructuras de poder económico y social. Y si esto es así sólo cabe una convergencia gradual por la deriva práctica que puede darse entre ambos entramados teóricos y prácticos hasta llegar a la máxima conjunción posible de lo que en realidad fue el origen de nuestra especie. Sloterdijk parece algo más pesimista y sentencia que “bajo ninguna circunstancia imaginable puede llegarse a una unidad universal efectiva” y a continuación agrega “nadie está maduro para la cultura universal del futuro” La diversidad humana es infinita en sus manifestaciones individuales pero el ser humano nunca podrá desprenderse absolutamente de sus orígenes. Esta es la ultima esperanza de acción y pensamiento colaborando en un propósito unitario y universal. Maximizar unidad de pensamiento y acción partiendo de posiciones actualizadas y que puedan ser conseguidas en el futuro.


29-12-19



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