Toda la humanidad, toda la especie humana se halla concentrada en una célula de ADN. Cada ser humano es una Lucy en potencia. Idealmente,
con una sola pareja se podría reproducir,
de nuevo, toda la especie humana. Es
asombrosamente increíble. Ya es conocido que el asombro es el principio de la filosofía y al mismo tiempo es la
constatación de la aparición de la
consciencia humana en su más alto nivel para su auto contemplación y para
extender sus posibilidades cognitivas.
La Naturaleza dispone sólo de un modelo de especie humana pero lo reproduce ad infinitum. Lo maravilloso
de este hecho es que este filamento contiene el misterio de la vida y está
ahí toda la especie, en este caso, la humana.
El ser humano individualmente es consciente de este hecho
tan mundano y tan profundo a la vez pero es difícil asimilar en toda su
dimensión la trascendencia, la
universalidad, la centralidad y la unicidad de toda nuestra especie. Se
forma parte de una cadena, de una
correa de transmisión, y en este sentido la única misión es continuarla de
forma imperecedera.
El otro hecho tan
asombroso como el relatado es que el ser humano
es el único de relatarse, de percatarse de sí mismo. Es una
subjetividad explosiva, expansiva y controladora de su medio.
3-10-15