viernes, 27 de diciembre de 2013

VISION OBJETIVA DE LA HUMANIDAD La Humanidad es un hecho de la naturaleza, es una entidad abstracta pero materializada y reproducida en toda su complejidad por cada entidad individual. La Humanidad, ente abstracto por antonomasia, no existe como unidad física. Los entes humanos son (la) humanidad. Los entes humanos son duales. Una parte de ellos es humanidad materializada, la composición genética, el genoma, del que cada ser es portador es la parte que pertenece a ambas estructuras, la individual y la colectiva en cuanto puede ser transferida a un nuevo ser. El individuo es un ser complejo, de vida efímera, con capacidades cognitivas y sensoriales que hacen de cada uno de ellos un ser diferenciado. Pero la parte sustantiva de su ser debe ser preservada, es decir el individuo debe cuidar del mantenimiento de sí mismo y de la transmisión de la herencia biológica, ambas funciones son los componentes fundamentales que interesan tanto al individuo como a la misma especie, es la salvaguardia de la especie humana, de la Humanidad. El principio del placer es el encargado de objetivar en conducta visible las funciones soterradas de la entidad humana en su doble vertiente como unidad totalizadora y como entidad individual. Ninguna entidad viva de nuestra naturaleza tiene asegurada una continuidad indefinida y además está sujeta a cambios endógenos evolutivos y exógenos de su entorno natural. Esta misma regla rige para la Humanidad y por lo tanto para sus componentes individuales, pero así como la Humanidad como entidad totalizadora dispone de un margen teóricamente indestructible e indefinido en el tiempo, los seres individuales no gozan en absoluto de esas prerrogativas. Su función es ser correa transmisora de las condiciones biológicas que definen a la Humanidad y para ello dispone de un corto período de tiempo de fertilidad, es decir, el tiempo necesario para engendrar nuevos seres portadores a su vez de las mismas condiciones biológicas de sus progenitores. En el caso de la Humanidad, el período de fertilidad se complementa con los individuos que habiendo ya sobrepasado este período son necesarios para el cuidado del conjunto familiar y para el traspaso de conocimiento a las generaciones más jóvenes. El anterior esquema pretende ser descriptivamente objetivo, es decir estamos en el terreno del qué y deja fuera todas las consideraciones que circulan por las clásicas preguntas del por qué y del para qué y que por ello se adentran en terrenos más especulativos y normalmente forman parte de lo que se considera cultura en su sentido más tradicional y universal. 27-12-2013

jueves, 5 de diciembre de 2013

LOS HOMBRES DE AYER, DE HOY Y DE SIEMPRE El hombre actual, cuanto mas civilizado más alejado está de sus orígenes más lejanos. Si quiere comprenderse a sí mismo ha de realizar un ejercicio retrospectivo y situarse idealmente en algún momento y lugar, imaginar cómo serían allí sus antecesores y cuáles serían las diferencias que los separan. Las diferencias esenciales no son distintas, emergen de un substrato común. Las diferencias observadas son absolutamente heterogéneas, culturales, sociales, económicas, pero en conjunto son añadidas, adquiridas y forman como un exoesqueleto de su personalidad.. Lo que sí ha cambiado fundamentalmente son las herramientas científicas y técnicas, en toda su amplitud, que el hombre puede aplicar para unos análisis más conscientes de la realidad. La inteligencia aplicada a la realidad y el conocimiento que el individuo pueda extraer de la situación son interiorizables y la síntesis extraída será la diferencia material más importante con tiempos pasados pero la diferencia esencial debe buscarse en recodos más profundos de la persona. El campo de estudio que pretendiera analizar las diferencias entre los hombres en diferentes épocas y lugares adolecería de un problema infranqueable, cuál es el objeto exacto de estudio. No existe un hombre tipo en cada situación concreta de la historia. Hemos de guiarnos por promedios de estudios sociológicos. Individualmente considerados pueden perfectamente solaparse en el tiempo, en cuanto a conocimiento y visión general de un mundo que les es propio. La gran diferencia está en el conocimiento y empleo del compendio de todas las ciencias que el hombre pueda disponer en un momento dado. Pero la enorme amplitud de toda la ciencia disponible tampoco está al alcance de todos y cada uno de los individuos de una sociedad dada pero sí proporciona un promedio conjunto de conocimiento mucho más amplio, que alcanza a mayores cotas de amplitud, pero a su vez el grado de información accesible a una persona individualizada es infinitamente pequeño respecto a la totalidad de la ciencia disponible, lo que hace que una sola persona pueda llegar a dominar una pequeña parcela de conocimiento y el resto de saberes, incluidos los de un conocimiento general del mundo, puede situarla en una posición de igualdad respecto a sus conciudadanos, incluso de alguna época pasada. 4-12-13