jueves, 17 de octubre de 2013

EL INDIVIDUO EN UN MUNDO GLOBALIZADO


En nuestro mundo globalizado o en vías de globalización existen amplias capas de la sociedad que están sometidas a regímenes de trabajo de semi-esclavitud o de robotización humana de tareas. El fenómeno no es nuevo pero no en la escala actual por la facilidad de dispersión de las estructuras productivas que se ubican precisamente donde pueden obtener mayores beneficios de explotación. Diversos autores se han referido expresamente a estos fenómenos y se ha llegado a considerar de forma calificativa como verdaderas sociedades de un tipo esclavista actualizada a nuestros tiempos modernos. Es decir muchos hombres de nuestra sociedad humana consumen la mayor parte de su vitalidad en trabajos semi-forzados. Por otra parte las estructuras tecnológicas trabajan a marchas forzadas para construir toda suerte de máquinas, artificios y robots que suplan las tareas más pesadas y difíciles, en definitiva para aumentar la rentabilidad total. Siempre habrá quien considere que la mejor inversión es el propio hombre como fuente de riqueza más económica, soslayando cualquier consideración ética, eludiendo potenciar cualitativamente su integridad como persona.

La progresiva mecanización del trabajo siempre es positiva en primera instancia, pero como ya se ha visto a través de la historia tiene su principal contrapeso en el desplazamiento de una clase obrera que no siempre puede ocupar otros puestos laborales. Cualquier solución tiene que pasar indefectiblemente por la reducción y mejora de las condiciones de trabajo manual o mecánica. El mantenimiento o mejora de la productividad total se homologará e integrará en la dinámica de la sociedad y a los niveles de desarrollo económico y social y a los problemas demográficos a que se verán abocadas las futuras sociedades. A corto plazo lo importante y más urgente es la mejora paulatina de estas clases sociales para que alcancen mayores cuotas de dignidad y calidad de vida.

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