lunes, 10 de octubre de 2011

MORAL NATURAL


Alcanzar universalmente una concepción unitaria de la Humanidad es una meta inalcanzable absolutamente. Lo que derivaría teóricamente de una tal concepción sería una conducta acorde a esa concepción y dirigida teleológicamente a conseguir unos fines convenientes a la especie humana. Evidentemente esto no es así y la actuación humana es circunstancial individual y colectivamente. Existe, eso sí, una base igualitaria instintiva que es el sustrato sobre el cual se construye una conducta personal y diferenciada.
Siendo cierto lo anterior, también lo es que existen corrientes de pensamiento y acción tendentes a una unificación universal de un tipo de concepto de la humanidad al menos en lo que atañe a los aspectos de una moral natural. Los rasgos de esta moral natural son los emparentados y están bajo el paraguas de la caridad que en el fondo no es más que reconocerse a sí mismo en el “otro” con lo que ello presupone de instinto de conservación y autoestima.
La conciencia universal
de la Humanidad reconoce este hecho básico y de ahí la promulgación de los Derechos humanos y las Declaraciones del Milenio como referentes universales que informan la conducta humana al menos en los ámbitos de su alcance para el establecimiento de una ética actuante. La falta de una Declaración de los Deberes Humanos y del establecimiento declarativo del tipo de conducta integral que se derivaría de la aceptación de un concepto universal de la humanidad y de su posición en el mundo, no puede ser óbice para que la conducta general se oriente, cuando menos, en términos de justicia y de equidad.

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