AGENCIAS DE CALIFICACION
Lo que se intenta es ponderar y relativizar los informes y estudios presentados periódicamente por las agencias de calificación de riesgos respecto a la Economía general de países concretos que es donde el abanico de diagnosis es más amplio y por ende existen más posibilidades de acierto y sobre todo de error de apreciación de los múltiples factores que intervienen en una Economía amplia y abierta. Es indudable que estas entidades de estudio prestan un servicio a la comunidad proporcionando datos e informaciones que de otra manera sería muy difíciles de evaluar y retendrían posibilidades de inversión en mercados necesitados de ellas. También es cierto que de los estudios proporcionados se derivan orientaciones y hasta presiones para corregir situaciones anómalas o inconvenientes para determinadas políticas económicas. Pero estas Agencias de rating emiten a su vez unas clasificaciones súper abreviadas que teóricamente se derivan de unos estudios que se creen fiables y pormenorizados pero que teóricamente y prácticamente son muy difíciles de que se correspondan exactamente con tres letras y con un solo signo matemático. Si no fuera un asunto tan serio parecería un juego un poco infantil esta simplísima calificación. Lo que sucede, y ahí está lo grave, esta calificación induce unos comportamientos financieros de importancia suprema pues son absorbidos por el mercado como oráculos indiscutibles y de orientación inobjetable.
Y ahora vienen dos anotaciones importantes, la primera es la dificultad absoluta de reflejar en un solo estudio la complejidad del mundo económico de una sociedad amplia y universal, por lo tanto cualquier estudio siempre será parcial en el sentido de que no podrá reflejar la complejidad de todo el sistema global de una sociedad actual.
En segundo lugar cabría suponer la absoluta buena fe de los emisores de estas calificaciones de rating y suponer que no están al servicio de intereses que pudieran beneficiarse de que determinadas valoraciones favorecieran a grupos de presión con intereses financieros o incluso políticos. Pero quizá no siempre sea así.
Otro sí, siendo la Economía obra y resultado de la actividad humana, ésta y aquella actúan de forma mecánica, pero también obedecen a factores psicológicos, es decir, que las personas, los mercados son influenciables en grado máximo, y este es un factor que hay que tenerlo en cuenta al emitir unas valoraciones supuestamente beneficiosas o perjudiciales para entidades, mercados y países que pueden verse afectados momentáneamente o incluso con repercusiones a largo plazo por las concatenaciones que se producen en mercados relativamente lábiles.
En cualquier caso, de los resultados que se derivan de los datos facilitados por las mentadas compañías de rating, también son responsables las entidades, mercados o países analizados, en primer lugar por la substancia referenciada de su informe, por la calidad del estudio en la parte que afecte verdaderamente al contenido y substancia estudiada, y por otra parte también son marginalmente responsables estos últimos por prestar toda su atención no a estudios que en alguna medida pueden ayudarles en las gestión sino en dejar que unos determinados estándares demasiado simples determinen o influencien políticas de corrección que éstas tienen que venir determinadas por la propia actividad económica. Una forma de minimizar la influencia de estos rankings es la difusión de otros estudios que contemplen aspectos distintos y el empleo de órganos de difusión pueden colaborar a que de forma masiva la opinión publica disponga de más datos y los relativice, de cara a conseguir que esta opinión publica que es la que en definitiva va a desarrollar una política económica activa no se deje manipular solamente por datos parciales, sino que aplique unas políticas activas teniendo en cuenta los datos positivos que puedan colaborar a una mejor gestión económica.